La avaricia
El pago de la avaricia, Pieter Bruegel el Viejo (grabado siglo XV)
[...]¡Calle usted, señora! yo no soy digno de que la mejestad de su secreto entre en mi pobre morada; yo soy un hombre que ha aprendido a decir cuatro palabras de consuelo a los pecadores débiles; y cuatro palabras de terror a los pobres de espíritu fanatizados; yo soy de miel con los que vienen a morder el cebo y de hiel con los que han mordido; el señuelo es de azúcar, el alimento que doy a mis prisioneros, de acíbar...; yo soy un ambicioso, y lo que es peor, mil veces peor, infinítamente peor, yo soy un avariento, yo guardo riquezas mal adquiridas, si mal adquiridas; yo soy un déspota en vez de un pastor; yo vendo la Gracia, yo comercio como un judío con la religión del que arrojó del templo a los mercaderes..., yo soy un miserable, señora; [...]
Pensamiento del Provisor (La Regenta, 1884-1885)