¿Qué nos queda?

Sácame de aquí, no me dejes solo.
O todo el mundo está loco o Dios está sordo.

Escribiremos nuevas reglas,
esta es la primera de ellas,
está prohibido prohibir.
Sácame de aquí, no me dejes solo.
No entiendo que nos pasa a todos,
hemos perdido la razón.

Imposible elegir una sola canción

Enrique Bunbury

¡Ay, la mujer!

Por ellas, por todas las mujeres del mundo, por la lucha que debemos a todas las mujeres oprimidas del mundo.

La Espe es lo último que se pierde

Este maravilloso señor, que tanto sabe de niñas menores de edad, ya que sólo hay que oirle como se recrea en todas esas posturas que las niñas practican al salir de clase, cree que es mejor que la educación sexual sea aprendida en las escuelas y no a través de los padres. Es normal, mejor que la educación sexual la de el Cardenal Cañizares y Rouco (dándole) por detrás. ¡No te jode!

¡Ay, mi Scarlett!

Pero, ¿Por qué era tan diferente, tan lejana a aquellas mujeres amorosas? Ella no podía amar a nadie con aquel entusiasmo. Era una sensación de soledad...: no se había sentido nunca sola de cuerpo y alma hasta entonces. Intentó sofocar aquellos pensamientos, pero la ingenua honradez hacia sí misma, que había en el fondo de su naturaleza, no se lo permitió.





Con el espíritu de su raza, que se niega a reconocer la derrota, aún cuando la mire fijamente, cara a cara, Escarlata levantó la cabeza. Atraería de nuevo a Rhett. Estaba convencida de que lo conseguiría. No había habido un solo hombre al que no hubiese subyugado cuando se lo había propuesto.

Después de todo, mañana será otro día.

Margaret Mitchell

¡AY, CARMELA!

Ay Carmela!
Ay Eduardo!
Esta es la historia de un guerrillero, muerto por la libertad.
Todos en pie, el mundo va a cambiar de base, los nada de hoy todo han de ser.
El género humano es la internacional.
Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero. Tercera brigada mixta, primera línea de fuego.
No pasarán.
Aunque me tiren el puente y también la pasarela, me verás pasar el Ebro en un barquito de vela.
Nuestros hijos nacerán con el puño levantado.
Esta tierra que no es mia, esta tierra que es del amo, la riego con mi sudor, la trabajo con mis manos.
Pero nada pueden bombas, donde sobra corazón.
Deberemos resistir.
Oh guerrillero, me voy contigo.
Bella ciao.
Porque los milicianos que bien te guardan.
Aunque nos espere el dolor y la muerte.
El bien mas preciado es la libertad.
Alza la bandera revolucionaria.
Si cantara el gallo rojo, otro gallo cantaría.
El gallo negro era grande, pero el gallo rojo era valiente.
Donde el sol de tu bravura te puso cerca la muerte.